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zumodenaranja

Día de músico

Día de músico Echo de menos los días de concierto. Días en los que lo único que te preocupa es que todo suene bien. Desde la mesa que golpeas compulsivamente debido a los nervios hasta el equipo de sonido que te ha n proporcionado para el concierto. Te levantas, normalmente con resaca de la noche anterior pero no importa, hoy actuas y te sientes especial. Cabilas toda la mañana cómo será la actuación pero no sacas ninguna imagen clara. Intentas repasar las letras y los trozos que, aunque parezca mentira, todavía no tienes claros. A mediodía llamas y recibes llamadas del resto de integrantes del grupo para ir a comer y ir a buscar los trastos al local de ensayo. Comes. Los nervios no te dejan comer mucho, eso sí, bebes y fumas el doble. Larga sobremesa de risas nerviosas, más copas, más tabaco y algún que otro porro. La hora del concierto se va acercando. A media tarde vas al local donde actuarás. Colocas los instrumentos. Los nervios te hacen estar más torpe y no das una ayudando al batería a colocar los "hierros". Se empiezan las pruebas de sonido. Primero la batería. Cada componente de ésta por separado. Es la parte más aburrida. Consiste en que el batería golpee repetitivamente (tac-tac-tac) la caja, después los timbales, el goliath, el bombo y los platos. Empieza a coger forma la cosa cuando, después de unos diez minutos así, le dejan hacer un solo de prueba. El ritmo ya te empieza a invadir, y aunque no estás actuando el hecho de estar en el escenario y oír el sonido de la batería "arrancando" te hace notar el primer cosquilleo de la noche en el estómago. Ahora pruebas con todos, canción de prueba. Empieza la banda. Empiezas a cantar y normalmente no te oyes a ti mismo. Empieza la pelea de cada uno de los integrantes de la banda con el técnico para poder oírse todos. El técnico suda la gota gorda para hacer que todo suene equilibrado en los monitores. Por fin parece que más o menos lo consigue. Así es como se oíra todo dentro, en el escenario. Fuera dependemos de su criterio totalmente. Esperas que sea un buen técnico, sobretodo esperas que tenga buen gusto a la hora de ecualizar el sonido. Ya has probado, te notas bien la voz y los nervios y la excitación aumentan de nivel. No ves la hora de actuar. Te vas a cenar. De nuevo, sigues sin tener hambre así que comes poco, sigues fumando mucho (llevas ya un paquete y todavía no es de noche) y bebes todavía más. Sales del bar y vuelves al local. Ya queda muy poco para tocar. Estás frenético. Además ya ha empezado a llegar la gente. Evidentemente, a estos niveles, los conoces a casi todos. Eso no sabes si te da tranquilidad o te añade presión pero te da igual, el miedo al ridículo siempre lo tendrás y hay que aprender a convivir con él. Esperas...miras el reloj...todavía queda un rato y sigues esperando...saludas a gente. Cada uno a los que te vas encontrando te ofrece un trago de la copa que acaba de pedirse. No puedes con tanto gas, te repite todo el rato y te ves obligado a rechazar cada una de las ofertas. Como consecuencia te hacen la peor pregunta que te pueden hacer en ese momento: Tío, ¿Estás nervioso?. Por muy amigo que sea le pegarías un puñetazo en la boca en ese momento. Aunque fuera por descargar tensión. Ya queda muy poco. Te reunes con el grupo detrás del escenario. Últimos repasos mentales, consignas y arriba...

Ahí llega lo más grande. Estás en el escenario, los colegas se acomodan los respectivos instrumentos y tu vas mirando entre el público, pasando lista, a ver si falta alguien. Parece que ya está todo listo. Las luces se encienden, el batería cuenta: 1,2...1,2,3,4 Y todo empieza. Cierras los ojos. Estás a punto de explotar de la tensión acumulada. Sabes que la irás soltando a medida que cantes y eso te gusta. Empiezas a cantar. Buf, te gusta como suena todo, te gusta ver que el público se lo está pasando bien. Siempre hay un grupito que miran atentos, deben ser de otro grupo y te estarán criticando. Te da igual. En ese momento te sientes lo más importante, no hay nadie de esa sala que no te esté mirando o como mínimo escuchando. Acaba la primera canción, el primer aplauso y con éste el primero de una infinidad de orgasmos que irás "sufriendo" toda la noche. A partir de ahí desaparecen los nervios y simplemente te dedicas a disfrutar. Mientras cantas piensas en la dureza de todos los ensayos hasta llegar ahí. Piensas en el significado de la letra. En la historia que te llevó a escribirla. Realmente no sabes en qué piensas. Solo sientes. Y así hasta que acaba el concierto.

No se si he sido capaz de dar una idea aproximada de lo que se siente mientras se actúa pero es que es una sensación demasiado grande como para encerrarla en simples palabras. ¡¡¡Necesito un concierto ya!!!

3 comentarios

jordi -

ufffff la piel de gallina!! se me ha puesto....tiu!! pegame un toque cuando toques en algun sitio o cuando ensayes...que yo voy encantado de escucharte.

CRiS -

TeeeeEEEEEeeeteeEEEEeee!!! Jorl, m has emosionao y todo :'( jops mi amor ya verás como volverán esos momentos...q bien lo has descrito x cierto... sabes q vales y todo debe llegar...paciencia...sólo m sobra lo d cerrar los ojos....ábrelos coñññio!!desde el principio tienes q dar la cara, enfrentarte a tod@s aquell@s q están ahí, para aplaudirte o para criticarte, qué más dá...mírales a los ojos xq, x encima d todo, están para escucharte, para q les hagas vibrar, para olvidarse d todo mientras tú les cantas...ojalá supiera cantar, transmitir una cantidad d cosas sólo con la voz, con música...m debo conformar transmitiendo mis pensamientos sólo a un lápiz, sólo a un teclado d ordenador...dejando tantas cosas encerradas q quizás nunca nadie las lea...la música es tantas cosas...!!t envidio tete, aprovecha el don q tienes!!tquiero muxo

lokura -

ya volveran esos dias, y algun dia te llovera lo de firmar autografos y tendre que verte en una foto pegada en mi nevera y andaras para arriba y para abajo en aeropuertos pero de momeento tu cantame que yo te aplaudo besos y besos y llamame ya que tengo informacion radio patio